REPUBLICA CHECA.- Un hombre le jugó pesado a su chica; le hizo creer que había metido a su mascota en una lavadora y por ende, el animalito había muerto. Esto le provocó una tristeza enorme y un llanto sin consuelo, hasta que descubrió la mentira.
Dominika Petrova estaba furiosa con su pareja no sólo por la broma, sino porque subió el video a YouTube y se hizo viral, por lo que medio mundo la vio llorando desconsolada por su perrito. Así que tomó cartas en el asunto y decidió devolverle el trago amargo.
La mujer, de 27 años, le dijo que le había preparado algo muy especial como regalo de cumpleaños; lo desnudó e invitó a sentarse y... lo dejó pegado.
Había colocado cera depilatoria en el asiento, pero el "caliente" de Erik Meldik no se dio cuenta y entonces sucedió, no pudo levantarse. Sus genitales estaban literalmente pegados en la silla.
Meldik gritó de dolor intentando despegarse sin resultado y su rostro estaba lleno de pánico. "¿Me estás tomando el pelo? ¿Me estás jugando ahora una broma?", le decía a su novia mientras esta no paraba de reírse.
Finalmente, Erik logró levantarse, no sin antes arrancar un grito de sufrimiento tras jalar con fuerza su trasero.
Dominika Petrova estaba furiosa con su pareja no sólo por la broma, sino porque subió el video a YouTube y se hizo viral, por lo que medio mundo la vio llorando desconsolada por su perrito. Así que tomó cartas en el asunto y decidió devolverle el trago amargo.
La mujer, de 27 años, le dijo que le había preparado algo muy especial como regalo de cumpleaños; lo desnudó e invitó a sentarse y... lo dejó pegado.
Había colocado cera depilatoria en el asiento, pero el "caliente" de Erik Meldik no se dio cuenta y entonces sucedió, no pudo levantarse. Sus genitales estaban literalmente pegados en la silla.
Meldik gritó de dolor intentando despegarse sin resultado y su rostro estaba lleno de pánico. "¿Me estás tomando el pelo? ¿Me estás jugando ahora una broma?", le decía a su novia mientras esta no paraba de reírse.
Finalmente, Erik logró levantarse, no sin antes arrancar un grito de sufrimiento tras jalar con fuerza su trasero.
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